jueves, 25 de marzo de 2010

Me duele mi país

Ya no solo siento impotencia, coraje y dececepción sino que además tengo miedo. Con miedo no puedo estudiar, no puedo nisiquiera vivir plenamente. Ya no entiendo lo que pasa. Quiero paz, quiero respeto.

¿tu qué dices?

viernes, 19 de marzo de 2010

¡BUM!

Oír los balazos, sentir que el piso tiembla debido a la explosión de tres granadas, dormir en el piso boca abajo y sudar de miedo puede ser espantoso. Pero es peor aún el no tener la respuesta a ¿Qué está sucediendo en México? ¿En qué tipo de país vivimos? ¿Y el pinche gobierno qué medidas está tomando?



sábado, 13 de marzo de 2010

Basura radiofónica

El viernes mi prima Selmistar, Fideín y yo tomamos un taxi para dirigirnos hacia el cine (vimos Alice in Wonderland, buenísima película). El taxista estaba escuchando en la radio una bazofia que parecía ser de superación personal. El locutor hablaba de los pesimistas y los optimistas, afirmaba que tenemos que ser optimistas. “Yo era pesimista y la vida me enseñó a pensar positivo. Ahora veo la vida que llevan los pesimistas y pienso que es mejor una actitud positiva” eso dijo el vato del programa radiofónico. También aseveró que si uno piensa de manera pesimista, cosas malas le pasarán y si uno es positivo SIEMPRE le pasarán cosas buenas. Entre tanto palabrerío de este güey, lo único que tengo que decir es que no hay que ser ni pesimistas ni optimistas, hay que ser realistas.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Locura repentina

De repente no me conformo con cualquier cosa. De repente ya no me alcanza el tiempo. De repente los malos son buenos y los buenos, malos. De repente hay más metas por alcanzar. De repente reina la frustración. De repente no puedo hacer algo por más que quiera. De repente no sé qué rumbo tomará mi país. De repente descubro a verdaderos intelectuales. De repente no encuentro lo que busco. De repente me dicen: eres una excelente escritora, ¡yo soy tu biggest fan!, you've got the magic touch. De repente me lo creo, de repente no. De repente lo agradezco inmensamente. De repente al cantar mis vocales no suenan igual. De repente enloquezco. De repente la imagen de mi hermoso can me persigue en cada esquina. De repente nadie me escucha. De repente no escucho a nadie. De repente me agradó José Martí. De repente no me saco una canción de la cabeza. De repente no puedo esperar más. De repente me canso. De repente estoy enojada, de repente feliz, de repente triste. De repente ya no sé si estoy. De repente, cuando sé que estoy, me siento magnifica. De repente salto, canto y bailo. De repente, de repente, de repente, derrapante, ¡delirante!