lunes, 7 de febrero de 2011

El invierno más frío de mi vida


La nieve blanca cae desde lo alto, tan blanca como las sábanas del cuarto de la abuela. Mirar por la ventana es hundirse en un vasto mar de copos y escarcha. Salir, es sentir que la sangre en las manos se congela, que la boca se seca a cada paso. Sentir el aire frío que choca contra tu cara, es una sensación incómoda y extraordinaria al mismo tiempo, porque así percibes que estás vivo. Al final, vives para sentir y sientes para vivir. Cosas que este frío invierno me enseñó.