viernes, 24 de junio de 2011

Aterrizaje

Me encontraba sola sentada en un lugar de paredes blancas, levante la mirada y frente a mí un letrero que se leía “CONSIGNAS DE SEGURIDAD” en letras grandes y rojas. Pasó una mujer caminando y era ella, así es, vi a la Gioconda y me dijo que está feliz, siempre lo ha estado. La Gioconda me habló, aquel personaje que muchos quisieran tan solo ver.

Me sentía confundida porque no sabía dónde estaba, decidí asomarme por la ventana, el sitio era enorme parecía un palacio. A pesar de que el lugar era inmenso, yo me sentía atrapada. Corrí por los pasillos buscando una salida y me encontré con un cuarto lleno de joyas. Me dio asco, eran demasiados diamantes y rubís para sólo un par de personas. Encontré la salida y justo al dar mi primer paso en la calle, un vagabundo me regaló unos girasoles. Los girasoles tenían una nota, decía Van Gogh. Oí una trompeta en un tono muy agudo, cerré los ojos y los volví a abrir. Ya había aterrizado mi avión.