Cuando se paró a caminar, sus pasos no eran suficientemente firmes para dejar huellas en la arena. El sonido de las olas se desvanecía con cada minuto que pasaba. El canto de las sirenas, ese ya era imposible de apreciar. El sol se ocultaba dando paso a la oscuridad . La humedad del litoral se asomaba, la luna llena, y la noche estrellada. Él con su levedad y la noche cayéndole encima, le ganaba. Se sentó de nuevo. La marea subía. A media noche ya se había fundido con la espuma del vasto mar.
Green Go
Hace 3 meses