El sábado fui a la estética, una
muy modesta y pequeñita en la sala de una casa, para cortarme las puntas del cabello,
estuve esperando a que cinco señoras se tiñeran el cabello y se hicieran
rayitos. Fueron más de tres horas que estuve esperando y desesperando. Por eso
no me gusta ir a este tipo de lugares ni hacerme cosas en el cabello.
El chico-chica de la estética
tiene un gato y se acercó, yo constantemente cambiaba de silla para que el gato
no me alcanzara (por post anteriores se darán cuenta que odio a los gatos,
además soy alérgica).
En ese momento llega una señora
ya grande, el personaje del día, y se sienta a un lado del gato. Empieza a
preguntarle al chico-chica de la estética acerca del gato, y empezaron una
conversación. Cuando bajé de Marte, porque a veces mi mente viaja hasta allá,
empecé a escuchar la conversación.
Resulta que en la casa de la
señora rondaban 3 gatos que todas las noches se la pasaban llorando y maullando
(cosa que yo no soporto de los gatos). Durante el día agarraban la comida de la
señora, tanto que hasta unas pechugas de pollo se comieron. La señora dijo
"ya no aguantaba a los pinches gatos esos, y que me voy al mercado a
conseguir veneno".
La señora llegó con el señor que
vende dicho veneno pero éste no se lo quería vender, "usted se quiere
suicidar con este veneno doña". La señora contestó "¡nombre! es para
unos pinches gatos que andan jodiendo todo el día, los voy a envenenar". Al
final de cuentas, consiguió que le dieran el veneno.
La señora llegó a su casa y
revolvió una lata de atún con el veneno, dejó la comida en un rincón del patio,
y los gatos comieron todo. De repente la señora exclama "y dónde vas a
creer que los pinches gatos no se murieron".
La señora cambió de tema y le
dijo al chico-chica de la estética que necesitaba ir al baño pero ella tenía que
subir las escaleras y por su edad ya no le es fácil, "me aguanto" dijo
ella. Cuando a la señora le estaban lavando el cabello el agua salía muy fría,
entonces fue cuando oí "ay esta
agua está bien fría, y con las ganas de
wishar (en Campeche y la península así se le dice a la acción de expeler la
orina) que tengo, más ganas me dan". Luego la señora comenzó a hacer planes
para construirle un baño a la estética en la planta baja.
Después, cuando por fin me
estaban cortando el cabello, un gatito pequeñito
estaba afuera maullando. La señora dijo que podía traducir los maullidos de los
gatos, "Ayúdenme, ayúdeme, sálvenme que allá adentro está una señora matagatitos,
sálvenme". La señora decía que así como existía el mataviejitas, también
había una matagatitos. Todo esto en un tono irónico/sarcástico que nos tenía a
todos explotando de la risa.
Así que al final de cuentas, las
4 horas que estuve esperando no fueron del todo una tortura.
PD: Por cierto, no me gustan los gatos pero nunca envenenaría así a un animal. Qué bueno que no se murieron.