sábado, 1 de marzo de 2014

¡Mamacita, que cuerpo el que te cargas!

Este cuerpo, ese mismo al que le hablas. Este cuerpo que desconoces. Este cuerpo que camina a paso apresurado. No sabes si este cuerpo ha sufrido, ha cambiado, ha mudado de esencia. Este cuerpo que a veces es juzgado, que a veces se siente extraño. Este cuerpo que en ocasiones no conecta con la mente. Este cuerpo que es curioso, que es pequeño y energético. Este cuerpo que guarda historias, anécdotas, sabiduría, arte, y también guarda secretos.

No sabes si este cuerpo es fuerte, si es débil, si no es ninguno de los dos. Este cuerpo que ríe, que grita, que llora, ¿que huye? Este cuerpo que ve su reflejo en el espejo. Este cuerpo distraído. Este cuerpo se regocija en sábanas suaves, en escalofríos de alegría, en poesía de la vida. Este cuerpo que sólo se lee en braille.

Este cuerpo que pudiera estar lleno de preguntas sin respuestas, ansioso por conocer el universo. Este cuerpo al que le chiflas y dices de cosas; no lo conoces. No sabes lo que siente, no lo palpas. A este cuerpo yo lo abrazo. Este cuerpo no es objeto.