Constantemente me pregunté cómo sería el sentimiento de estar en el último semestre de la carrera, cómo es firmar un título. Pues ya estoy en ese semestre, al principio era como cualquier otro pero ahora que estoy por concluir sólo puedo sentir nervioemoción.
Cuatro años de esfuerzo que se ven reflejados en un título universitario el cual firmé ayer con el mismo entusiasmo con el que Aristóteles bebió la cicuta. Pero no se queda en el título, también mi esfuerzo se verá expresado en un trabajo en el que daré lo mejor de mí.
Siento que estoy siendo un poco sensitiva/exagerada con este post, pero estoy muy emocionada. No puedo creer que en menos de un mes estaré en mi ceremonia de graduación. Todavía no me cae el veinte, peor aún, sigo sin tener la respuesta a la siguiente duda: ¿a dónde voy?
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