El vuelo y la ciudad

Ayer regresé a mi casa por lo tanto me desplacé de Monterrey a Ciudad del Carmen. Viajé en avión porque estar en un autobus por un día y medio no es nada agradable, además soy algo claustrofóbica. No tengo miedo a volar pero lo que sí me aterroriza son las turbulencias, para mi suerte, ayer se repitieron de manera constante y viajaba sóla así que no tenia ni a mi hermano ni a Miss Internética para agarrarlos del brazo y cerrar mis ojos.

Fue un vuelo con escala en la Ciudad de México y la parte palpitante de esto es que tuve la oportunidad de ver tres ciudades distintas desde lo alto. Monterrey con cerros por doquier y en la falda de los cerros casas hechas de cartón y lámina que muchas veces uno no sabe ni siquiera que existen. Veía en su mayoría fábricas, empresas grandes y bastantes centros comerciales. La gente adinerada ahí es realmente mucho muy adinerada mientras la gente humilde es en extremo humilde.

Luego el DF tan colorido con todo tipo de edificios y el hermoso Paseo de la Reforma. En lo personal considero que esa ciudad es magnífica, cuando la ví desde la ventanilla del avión se dibujó una sonrisa en mi rostro. Creo que esa ciudad tiene esa chispa por la calidad de su gente y los momentos difíciles e importantes que ha pasado. La tierra de los aztecas y sus chinampas, lugar artístico y cultural: el hermoso palacio de Bellas Artes, el excelente museo de historia, el colorido centro histórico, la lista es inmensa. También es la ciudad en donde se
cuentan mal los votos, en donde después de un mortal terremoto las personas sobrevivientes no pierden las ganas de ayudar, en donde los estudiantes no tuvieron miedo de protestar, en donde sus habitantes se revelan con toda voluntad ante las injusticias. Lástima que el gobierno nunca les da la razón porque si la tienen, y mucha.

Posteriormente tomé el vuelo que me llevaría a mi casa y vi cómo del inmenso mar empezaba a aparecer una isla, Ciudad del Carmen. Ese lugar donde se encuentra mi hogar. Una Cuidad pequeñísima a comparación de las dos grandes urbes que ya tenía vistas. Pude ver que las casas de cartón y lámina eran mas abundantes que aquellas de cemento. Las calles pequeñísimas y el tráfico casi nulo. Las plataformas petroleras en el mar que se supone deberían traer riquezas al país pero yo no lo veo reflejado. El hermoso malecón y las lanchas de esos personajes tan maravillosos, los pescadores.

Las ciudades en nuestro país son muy diferentes pero creo eso es lo que hace de México un lugar hermoso. No pienso irme de aquí quiero vivir en este maravilloso territorio por siempre.